EL ARTE DE CALLAR
Muchas veces basta una mirada.
Una mirada sostenida.
Tus ojos sobre los ojos del otro.
¿Por qué no entender, de una vez,
que la palabra jamás logrará ser tan rápida como el cerebro?
¿Y que no todo lo que cruza por la mente
puede convertirse en palabras?
Entender que también se puede hablar con el gesto.
Entender que también se puede hablar con el gesto.
Que… el silencio a veces grita.
Habría que aprender a callar
sin otro motivo que la propia voluntad.
Callar para escuchar.
Callar para mirar.
Callar para aprender.
Manejar el silencio es más difícil que manejar la palabra.
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